Sorry, you need to enable JavaScript to visit this website.

Quienes hayan vivido el amor romántico saben del gran impacto que causa en el cuerpo. Cómo explicar, si no, las mariposas en el estómago, que nos ruboricemos, o esa ansiedad que nos mantiene en vela y constantemente pensando en la otra persona. Las respuestas estarían en las numerosas reacciones químicas en el cerebro asociadas al enamoramiento.

Son verdaderos “fuegos artificiales biológicos” que han sido estudiados a fondo por la comunidad científica. Cuando nos enamoramos, nuestro cerebro “se inunda” con químicos vinculados con el “circuito de recompensa”, es decir, la brújula interna que nos motiva a buscar más de aquello que nos hace sentir bien1.

Los niveles de cortisol, la hormona del estrés, se elevan en las fases iniciales del amor romántico. El pulso se acelera, las palmas sudan y las mejillas se encienden. Mientras tanto, cae la serotonina, otra sustancia química: este fenómeno explicaría los pensamientos y conductas obsesivas, y fijaciones por detalles como encontrar las palabras perfectas para responder un mensaje de texto. La dopamina es otro componente esencial en el enamoramiento, responsable de activar el sistema de recompensa cerebral1.

La oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, y la vasopresina, también juegan un papel protagonista en este proceso. Estas sustancias, que están presentes en la lactancia y el embarazo, se incrementan durante las relaciones sexuales, el contacto piel con piel y las miradas1,2. Estudios realizados indican que las mujeres emplean más la oxitocina, hormona de la confianza y la empatía emocional, mientras que en los hombres se observa en mayor proporción la vasopresina, que facilita una empatía más racionalizada2. La oxitocina, además, aumenta los sentimientos de calma, satisfacción y seguridad, mientras que la vasopresina se asocia a conductas que conducen a relaciones monógamas y duraderas1.

    ¿Y por qué decimos que “el amor es ciego”? La clásica frase sobre un amor que nos nubla la vista –y el juicio– tiene explicación científica. En el enamoramiento se activan los circuitos cerebrales de la confianza, necesaria para consolidar el vínculo, y se silencian las áreas que crean distancias y reproducen sentimientos negativos2,1. Los científicos observaron que el mecanismo que permite realizar un juicio crítico de la otra persona sencillamente se cierra1


El amor después del amor

¿Cuánto dura esta montaña rusa emocional en el cerebro? Por fortuna para el cuerpo, los expertos estiman que uno o dos años. La pasión puede seguir vigente, pero el estrés se irá. El cortisol y la serotonina retornarán a niveles normales y el amor, que comenzó como un factor de estrés para el cerebro, se convertirá en su mejor antídoto1.
 
El cambio es inevitable; la euforia de los primeros momentos se disipa, pero las áreas cerebrales asociadas a la recompensa y el placer siguen activas en parejas duraderas. Un estudio de 2011 realizado por la Universidad de Stony Brook en Nueva York realizó resonancias magnéticas a personas que habían estado casadas un promedio de 21 años. Los autores descubrieron la misma intensidad de actividad en las áreas del cerebro ricas en dopamina que en los cerebros de parejas enamoradas recientemente1.

En síntesis, la chispa puede mantenerse y ser reencendida. La actividad sexual, el contacto físico y las miradas, como se mencionó anteriormente, vuelven a elevar los niveles de la hormona oxitocina, capaz de reavivar el circuito de recompensa del cerebro y el deseo1

img
 

Referencias

1.    Harvard Medical School. Publications Archive. “Love and the Brain”. Disponible en: https://hms.harvard.edu/news-events/publications-archive/brain/love-brain Consultado en noviembre de 2022.

2.    National Geographic. Ciencia. “¿Qué le pasa a tu cerebro cuando te enamoras?”. Disponible en: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/que-le-pasa-a-tu-cerebro-cuando-te-enamoras Consultado en noviembre de 2022.

Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en nin  gún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siem      pre con su médico tratante.

PP-UNP-CHL-0389