Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
Además de los síntomas físicos, los pacientes con Artritis Reumatoide (AR) pueden tener problemas de salud mental, referidos al malestar emocional producto de la enfermedad (1).
La depresión y la ansiedad constituyen dos de los trastornos psíquicos más frecuentes que atraviesan las personas que viven con AR (1).
Según estudios, los pacientes con Artritis Reumatoide pueden desarrollar depresión y ansiedad dentro de los primeros 5 años tras ser diagnosticados de AR (1).
La Artritis Reumatoide, la depresión y la ansiedad no poseen los mismos síntomas, por lo que tener que realizar distintos tratamientos puede no ser una tarea sencilla, aunque necesaria (1).
Efectos circulares
La AR y las patologías de la salud mental juntas pueden ser perjudiciales para el paciente empeorando su situación (1).
Los síntomas de la Artritis Reumatoide como el dolor pueden provocar depresión, cuya sintomatología puede empeorar a la AR (1), en la medida que debilita anímicamente a la persona en su lucha contra el dolor (2).
Del mismo modo, el dolor de la Artritis Reumatoide también puede generar estrés, es decir, cambios en determinadas sustancias químicas del cerebro (2) que modifican su estado de ánimo (1).
Esto trae consecuencias como la dificultad para conciliar el sueño no pudiendo obtener el descanso adecuado, lo cual eleva aún más su nivel de estrés y propicia enfermedades como la ansiedad o la depresión (2,3).
En este último caso, la afección se puede generar a causa de la alteración de los neuroquímicos de estrés, en determinadas personas (2).
Más consecuencias
Las personas con Artritis Reumatoide y depresión, tienen más probabilidades de desarrollar otras afecciones que empeoren su salud aún más (2).
Algunas de estas pueden ser las enfermedades cardíacas o problemas tanto en sus relaciones sociales, como en su productividad laboral (1).
Por lo cual, resulta esencial centrarse en las dos afecciones con la misma intensidad, en pos de la prevención de enfermedades derivadas.
Inflamación y Artritis Reumatoide
Si bien no está comprobada una conexión entre Artritis Reumatoide y enfermedad mental, nuevas investigaciones indican que los procesos de inflamación de la Artritis Reumatoide, se relacionan con la depresión (1, 2).
Esto se debe a que los niveles de proteína C reactiva, a través de lo que se mide la inflamación de la AR, son más elevados en personas con depresión (1).
Por eso, resulta fundamental poner atención al estado mental de la persona, para lograr su bienestar general y evitar que afecte el manejo de la enfermedad (1).
Estilo de vida
La Artritis Reumatoide es dolorosa y sus síntomas pueden provocar que las personas se vuelvan menos sociables (2).
Los cambios en el estilo de vida pueden empeorar los síntomas de la AR y propiciar de manera más sencilla la depresión o la ansiedad (2).
Por eso es importante no solo realizar un tratamiento de la Artritis Reumatoide y sus síntomas físicos, sino también cuidar la salud mental de los pacientes, para mejorar su calidad de vida (2).
Signos de depresión y ansiedad
Los signos de depresión incluyen una baja autoestima, tristeza, irritabilidad, energía reducida, pérdida de interés o disfrute, problemas de concentración, sentimiento de culpa (3) y cambios físicos como pérdida o aumento de peso (2).
Mientras que los signos de la ansiedad pueden incluir nervios, sensación de peligro, pánico, hiperventilación, problemas gástricos, preocupación (3) y problemas físicos como aumento de la presión arterial (2).
Si reconoce signos de trastornos mentales será importante informar al médico, a fin de recibir una evaluación y saber si está experimentando síntomas de depresión o ansiedad (3).
Problemas de comunicación frecuentes
Las enfermedades mentales en pacientes con Artritis Reumatoide muchas veces no son comentadas y examinadas en los controles médicos (1).
Las personas con Artritis Reumatoide suelen pensar que los problemas de salud mental que presentan, pueden ser normales de la enfermedad (1, 3).
También suele suceder que las personas con AR no quieran hablar de sus síntomas mentales, porque se ponen nerviosas o piensan que a los médicos les interesan más los síntomas físicos (3) que los psíquicos (1).
No obstante es importante encontrar los recursos para poder analizar la salud mental de forma correcta y así lograr el bienestar general (1).
¿Cuándo solicitar ayuda?
Si se presentan signos de nerviosismo, ansiedad, tristeza o depresión, se deben informar al médico (1) a la brevedad posible, a fin de que éste pueda contribuir con recursos adecuados para tratarlos (3).
El cambio de humor puede ser un indicador, así como también las preocupaciones, los miedos y los pensamientos de destrucción (3). En este caso, el médico evaluará los síntomas, hará preguntas y brindará recomendaciones (1).
Las mismas pueden incluir modificaciones en el estilo de vida del paciente, la derivación a un tratamiento psicológico o a un tipo de terapia (1).
El paso inicial para lograr el bienestar en este aspecto, será transmitir dichos signos al médico y solicitar ayuda (1) dado que, como se ha expuesto, existen muchas razones por las cuales la salud mental es una prioridad (3).
También se puede recurrir a centros para el control de la salud mental, un terapeuta particular o grupos de apoyo disponibles (1) con el objetivo de manejar los desafíos que conllevan la AR y así gozar de una vida plena (3).